martes, 20 de noviembre de 2018

Guion teatral: Cada quien cosecha lo que siembra (4°A)


GRUPO TEATRAL: Los Dinamitas (4° A)
‘’CADA QUIEN COSECHA LO QUE SIEMBRA’’
(Guion teatral adaptado del cuento del mismo nombre, cuya autora es Georgina Corahua Corahua)

PERSONAJES:
·         FRANCISCA       ->         ANGELA ALVAREZ PEÑA
·         FAUSTO             ->          BRAYAM ARENAS RODRIGUEZ
·         ROBERTO          ->          GEREMAY RODRIGUEZ LLAMOCA
·         SATUCA             ->          PAMELA HUAMANI FARA
·         FILOMENA        ->          PAMELA HUAMANI FARA
·         NARRADORA    ->          GEORGINA CORAHUA CORAHUA
ACTO I
ESCENA I

Narradora: Todo empieza en una fría tarde en el pueblo de Pampacolca, en las faldas del Apu Choquemarca, en unas de las chacras se oía a lo lejos un estruendo de voces que cantaban una linda canción.
Todos: Sembraré, sembraré, sembraré papa, papa sembraré.
(Uno de los trabajadores, con el cansancio y hambre encima, se atrevió a decir)
Francisca: Compadres, ya acabamos de hacer el rompe, es hora de comer.
Roberto: Claro, nada más falta que seque un poco y de nuevo a chambear.
Narradora: Comieron y bebieron chicha hasta saciarse, eran 4 almas, dos pollerudas y dos de sombrero. Luego de la larga faena, cada uno de los trabajadores se fue a su casa. Roberto vivía en Quiscata. Mientras que Fausto, otro de los trabajadores encontró algo en el camino que le sorprendió.
Fausto: (sorprendido) Que es esto, no veo bien, parece que me estoy quedando ciego.
Narradora: Fausto quedó paralizado como si hubiera visto un fantasma, camino unos pasos y realizo un breve movimiento.
Fausto: Qué será, no parece que hubiera algo por dentro, creo que es una bolsa (procedió a abrirla. Se dio una sorpresa al ver lo que había adentro).
Que es esto, un arma de fuego, esto debe ser un regalo del Apu Choquemarca por las ofrendas que le he hecho. Capaz hay algo más, buscaré de nuevo (halló mucho dinero y dijo)
¡Soy millonario, soy millonario!
Narradora: Así Fausto ingresó al pueblo gritando de emoción. Algunas personas lo escucharon, y dijeron qué loco, muerto de hambre y además, de que va ser millonario si “es un pobre calato, ni animales tiene”.
Fausto, ya en su casa, seguía diciendo que es millonario.
Filomena: Que te pasa Fausto, parece que has tomado alcohol, o alguien te está siguiendo.
Fausto: No, no mujer, más bien estoy contento, muy contento. Mira ¡Dinero! mucho dinero, somos ricos, muy ricos.
ESCENA II
Narradora: Al día siguiente en las faldas del cerro Choquemarca, le esperaban sus compadres preocupados.
Roberto: (nervioso) Qué le habrá pasado al compadre.
Francisco: No lo sé, seguro se habrá quedado dormido, duerme como oso perezoso.
(Mientras hablaban y hablaban, llegó Fausto muy contrariado y con el rostro de satisfacción, les dijo)
Fausto: Jamás, jamás hablaré con ustedes, yo ya he dejado la pobreza. Me he vuelto un ricachón y todo lo que ven a su alrededor será mío, solo mío.
Roberto: Pero ¡qué te pasa compadre!
Fausto: Compadre… mira bien a quién te diriges, llamero; yo no soy tu compadre y (señalando a los demás) nunca más me juntaré con ustedes.
Narradora: Los tres compadres estaban confundidos: Roberto, Satuca y Francisca, pensaban que Fausto estaba perdiendo la razón. Terminaron de sacudir la grama y estaban listos para sembrar. Cuando se sentaron a comer, Roberto dijo:
Roberto: (con voz nostálgica) Igual que esta tarde, antes estábamos todos juntos, íbamos a sacudir la grama todos, juntos en comunidad.
Narradora: Recordaban como Fausto, se había transformado en un hombre malo, que maltrataba a sus trabajadores, dándoles de comer minucias, en cambio él y su esposa comían los mejor de la zona.
Roberto: Porque no Choquemarca lo castiga, y así le dé una buena lección de vida.
Francisca: No te preocupes compadre, sus malos actos, tarde o temprano lo llevarán a su desgracia.
Satuca: Ya no hablen más de Fausto, y vengan, tinkemos a la tierra pachamama, oremos al apu Choquemarca, para que tengamos una buena cosecha.
Roberto: Está bien comadre Satu.
(Roberto y todos los demás, se pintaron la cara con harina de maíz. Él repartió a cada uno una flor, les sirvió chicha, se quitaron el sombrero y dijeron)
Santa tierra pachamama, danos este año una buena cosecha de papas, apu Choquemarca, protégenos de las desgracias.
(Comenzaron a cantar sus melodías costumbristas)
Fausto: (pasaba nuevamente por el lugar) ¡Indios! ¡indios! ¡Cállense serranos, que me revientan los tímpanos con su horrorosa canción!
Narradora: Pasaron 4 pacientes meses, y ya era tiempo de cosecha. Así que los compadres empezaron a alistarse para cosechar. Mientras trabajaban en su chacra reían de satisfacción. Luego de una larga y dura faena obtuvieron una buena cosecha, quedaron más que satisfechos. Se sentaron en círculo y disfrutaron de su papa con queso. Ese día pernoctaron en su propiedad, construyendo una especie de choza para proteger las papas. Lo contrario sucedía con el compadre Fausto, su papa estaba toda amarilla y marchita; esta situación le provocaba gran cólera y frustración.
ESCENA III
Narradora: A Fausto, solo le quedaba como esperanza su producción de lechuga, la cual cuidaba como perro receloso, día y noche; la papa lo había llevado a la ruina.
Filomena: (en su casa) Se me antojó una ensalada, voy a ir a la chacra.
Narradora: Filomena, esposa de Fausto, estaba embarazada, aun no le había contado a su esposo la grata noticia, esperaba el día siguiente para decírselo, pensaba sorprenderlo por el día de sus cumpleaños.
Filomena: (con la lechugas en mano, arrodillada) Ya es suficiente (parándose lentamente).
Fausto: (obstaculizado por el humo que había en el ambiente, y con mirada fija) Así que este ladrón me quiere ver la cara de idiota (agarró su escopeta y sin decir palabra alguna empezó a disparar ¡pum, pum, pum! El hombre sin remordimiento ni compasión, siguió disparando al pobre hombre desconocido).
Jajajajaja, atrévanse a robar mis lechugas malditos vagos. Me desaceré de este pobre diablo (mientras se acercaba su cuerpo se estremecía) ¡Filomena! ¡Filomena! ¡Por qué! (la toma entre sus brazos, llora amargamente) ¡NO, NO! ¡Maldita sea! ¡En qué momento me convertí en este hombre malo! Maté a mi propia esposa, Choquemarca ¿qué me has hecho? ¡Por qué a mí! Debiste dejarnos en la pobreza, así éramos felices.
Narradora: Fausto, luego de este suceso perdió la razón y el ánimo para vivir, pagó su condena en el penal de Socabaya. En la actualidad, se le ve por las calles de Pampacolca, generalmente borracho y con ojos llorosos, y siempre se le escucha decir: ¡No traicionen lo que nos da el cerro Choquemarca; si no lo hacen, él es vengativo!
FIN

2 comentarios:

  1. ESTUVO BIEN EL TEATRO GRACIAS PROFE POR ENSEÑARNOS TODO LO QUE SABEMOS Y HACERNOS PERDER EL MIEDO FRENTE A LAS DEMAS PERSONAS

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  2. Muy bien jóvenes, espero que les haya servido para su vida futura.

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