martes, 20 de noviembre de 2018

Guion teatral: La caída del Cristo blanco (4°A)


GRUPO TEATRAL: Los Choclitos pampacolquinos (4° A)
LA CAÍDA DEL CRISTO BLANCO
(Guion teatral adaptado del cuento del mismo nombre, cuya autora es Georgina Corahua Corahua)

PERSONAJES:
·         FAUSTO              ->         ANTHONY ROMERO PROVINCIA
·         CLOTILDE          ->          CARMEN ARIAS ALEJO
·         JOSE                    ->          RAUL CORAHUA NAVENTA
·         VECINOS            ->          TODOS (GEORGINA)
·         NARRADORA    ->          GEORGINA CORAHUA CORAHUA
ACTO I
ESCENA I

Narradora: Un buen día llegó al hermoso distrito de Pampacolca y Fausto un hombre trabajador y honrado se encontraba ordeñando a su vaca. Cuando de pronto vio una llama de fuego en el cerro Choquemarca.
Fausto: (sorprendido) Jesús, María y José. ¿Qué están viendo mis hermosos ojos?
Narradora: Fausto, estuvo paralizado unos minutos, sin dejar de mirar aquella llama de fuego.
Fausto: Ay, Ay, Jesús! Ay apu Coropuna, que estoy viendo por Dios.
Narradora: En ese momento de angustia que pasaba Fausto, llega su compadre José.
José: (muy feliz) ¡Compadre, Compadre!! (tiende su mano a Fausto).
Fausto: (atolondrado) Aaaaaa  queeee queeeeee…
José: Reacciona compadre, qué te pasó.
Fausto: (reacciona desesperado) Mira, mira aquello (señalando al cerro Choquemarca).
José: Qué tienes compadre, ahí no hay nada, no veo nada, creo que te estás volviendo loco.
Fausto: Yo loco?? Ni que hubiera tomado una botella de cañazo.
José: Fausto, Fausto!!  Entonces debe ser verdad.
Fausto: Claro compadre, siempre tengo la razón, no estoy loco.
José: Sabes qué compadre, miremos las hojas de coca, eso matará nuestras dudas.
Fausto: Claro compadre, ahorita voy a mi casa y le digo a mi chola que prepare la mesa (se abrazan fuertemente).
Narradora: Ambos compadres se despiden en ese instante. Fausto sale apurado de la chacra llevando la leche a la quesería.
ESCENA II
Narradora: Después de ese suceso, Fausto llega a su casa muy cansado y asustado.
Fausto: (empuja la puerta) Mujer, mujer, tráeme la coca y una lliclla.
Clotilde: (sorprendida) ¡Caray! Hombre. Qué te pasa, qué tienes??  ¿Estás loco?
Fausto: Déjate de vacilaciones, tráeme lo que te pedí ¡Apúrate!
Clotilde: Ya hombre, no me apures, no soy máquina.
Narradora: En ese momento, Clotilde dirigiéndose a su cuarto, saca una lliclla pequeña envolviendo a la coca.
Clotilde: Ya hombre, aquí está lo que me pediste (pone la lliclla sobre la mesa).
Narradora: Justo en ese momento, su compadre llama desde la puerta.
José: (toca la puerta fuertemente) Ábreme la puerta, compadrito gallinazo.
Fausto: (abre la puerta)  Compadre, ven ven (jalándole del brazo) ven que estoy a punto de leer la coca.
José: Ya, ya compadre. Vamos a ver que nos dice la coquita.
Clotilde: (enojada) Par de locos, qué les sucede, mejor me voy a la cocina.
Fausto: Compadre, mejor salgamos al patio (tiende la manta y coje en su mano un poco de coca y lanza sobre la lliclla) Oh, oh… Compadrito, mira que nos dice la coquita.
José: (sorprendido) Pero compadre, mira esto (señalando al cerro Choquemarca).
Fausto: (destroza la mesa) No compadre, esto no puede ser, estamos haciendo burradas.
José: Pero compadre, qué tienes, está muy claro.
Fausto: Que claro ni que claro, esto es una burrada.
José: ¿Sonso compadre, no te das cuenta?
Fausto: De qué compadre, haber dime.
José: El Choquemarca te está llamando.
Fausto: ¿De verdad compadre?
José: Claro sonsonazo.
Fausto: Entonces avisaré a todo el pueblo.
Narradora: En el mismo instante, Fausto salió corriendo de su casa como toro loco.
Fausto: (descontrolado) Vecinos, Vecinos!! El Choquemarca está molesto con nosotros, ¿no se dan cuenta?
Vecinos: (burlones) Anda loco, sigue tirando tus tragos.
Fausto: ¿Por qué no me creen? No estoy loco, caray.
Narradora: Toda la población pensó, que Fausto estaba loco, pero no porque esa misma noche soñó que… el Choquemarca era un hombre y estaba muy enojado, porque habían invadido su espacio con una estatua de Cristo, la gente ya no le rendía culto, le habían perdido el respeto. Por esta razón, al día siguiente, el Cristo Blanco amaneció caído, su cabeza fue a dar al cementerio.
Fausto: Se los dije. Esto iba a pasar, pero nadie me hizo caso.
Vecinos: El loco Fausto tenía razón y por nuestra ignorancia esto ha pasado.
Narradora: Así termina esta historia, con la caída del Cristo Blanco, y con él vinieron muchas desgracias a este pueblo de Pampacolca y que en la actualidad aún continúan…

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