martes, 27 de noviembre de 2018

Guion Teatral: El castigo de Choquemarca (4°B)


GRUPO TEATRAL: Talento viscardino (4° B)
EL CASTIGO DE CHOQUEMARCA
(Guion teatral adaptado del cuento “El cerro Choquemarca”, cuya autora es Danipza Guevara Sarmiento)

PERSONAJES:
·         HOMBRE             ->         JEANPIER LUJAN ANTAYHUA
·         JUANA                 ->         JENNIFER AGUILAR HERENCIA
·         MARTHA             ->         DANIELA SEQQUERA ARIAS
·         NARRADORA     ->         CARLITA YANA SOTO
ACTO I
ESCENA I

Narradora: Hace mucho tiempo en el pueblo de Pampacolca, hubo dos hermanas de apellido Concha, la mayor se llamaba Martha y la menor Juana, solían turnarse diariamente para traer agua del río que blanqueaba la iglesia. Ambas hermanas anhelaban tener una vida llena de comodidades. Una mañana solitaria, Juana acababa de llenar sus baldes de agua, cuando repentinamente se le acercó un hombre desconocido de apariencia extraña.
Hombre: ¡Buenos días, hermosa señora! ¡No se asuste! Vengo con buenas intenciones.
Juana: (sorprendida) ¿Quién es usted? ¡No me haga daño!
Hombre: ¡Está usted equivocada!  Solo vengo a sacarla de  su vida de  sufrimiento.
Juana: (confundida) ¿Pero usted en que podría ayudarme? Si no lo conozco, más bien debería ayudarse Ud., está todo andrajoso.
Hombre: No se confunda señora, que las experiencias engañan.
Juana: (renegando) No me haga perder el tiempo,  y dígame su  nombre, para denunciarlo ante las autoridades.
Hombre: Solo confíe en mí y verá que acabaré con su sufrimiento, pero tendrás que seguir todo lo que te diga.
Juana: (pensativa, cómo sabrá este hombre de mi sufrimiento) Mmmm, será mejor que se vaya o empezaré a gritar.
Hombre: No seas terca, mujer. Juana, ve a tu casa, acércate al patio y verás una piedra reluciente y plana, levántala y te darás cuenta de que, sí puedo acabar con tu sufrimiento que vives día a día.
Narradora: Juana, de repente giró su cabeza al lado opuesto, al ver cruzar un perro velozmente como si fuera un alma asustada. Se asustó un poco, y al voltear a ver al hombre, este misteriosamente ya había desaparecido. Entonces desesperada soltó los baldes y se echó a correr rápidamente a su casa, para comprobar si era verdad lo que ese andrajoso le había dicho, al levantar la piedra grande fue su sorpresa, al ver abundante agua que emanaba del suelo, desde ese día cambio su vida.
ESCENA II
Narradora: Tras pasar muchos años de felicidad, llenas de comodidades. Llego el día en que Juana decidió abandonar el pueblo de Pampajorja para ir en rumbo de otro destino. Al dirigirse a una de sus chacras, tuvo una sensación misteriosa. Pues al levantar la mirada, se dio cuenta que un hombre apuesto y elegante se encontraba observándola fijamente a los ojos.
Juana: (asombrada)  ¿Disculpe señor, pero que hace usted aquí?
Hombre: Como es posible que se haya olvidado de mí, hermosa señora.
Juana: ¡Creo que se equivoca! No soy la persona que cree.
Hombre: Soy aquel hombre que vive enamorado de Ud., en secreto. Por qué tienes que abandonarme, después de todos estos años, que te he brindado comodidades y cuidado.
Juana: Está loco, yo nunca lo he visto en mi vida.
Narradora: Tras una intensa conversación, Martha apareció de la nada gritándole a Juana.
Martha: Juana, Juana (riéndose) que bien escondido te lo tenías.
Juana: Martha, no sé de qué hablas ¡Estás equivocada!
Martha: Tranquila hermanita, no te enojes, yo nomás decía.
Hombre: (dirigiéndose a Juana) Porque me niegas, acuérdate… Soy ese andrajoso que viste en la sequia, hace un largo tiempo.
Martha: No puede ser, Juana, ¿Él es ese hombre de quien me hablaste?
Juana: (tartamudeando, moviendo la cabeza) No, no, no, no puede ser. Si eras todo un pobre y miserable hombre.
Hombre: No te confundas, solo tomé esa apariencia humana, esta es mi verdadera apariencia.
Martha: (sorprendida) Cómo hiciste para que descubriéramos agua en medio de nuestro patio.
Hombre: Fue tan sencillo hacerlo, soy el cerro Choquemarca, y todo lo puedo.
Martha: No puede ser, eso no es cierto, tú debes ser un simple charlatán, de los que vienen a estos lugares, engañando a la pobre gente.
Hombre: (dirigiéndose a Juana) Juana, te recuerdo, si no cumples con mis requerimientos, vas a recibir un cruel castigo, del cual te arrepentirás por el resto de tu vida; cuando el agua deje de fluir del patio de tu casa, a los pocos días morirás.
Martha: (levantando la voz) Váyase por favor, no ve cómo está mi hermana.
Narradora: Juana y Martha lo tomaron como una simple anécdota y sin dudarlo, a los pocos meses del suceso acaecido, se marcharon en rumbo desconocido. No pasó mucho tiempo para que el manantial de agua dejara de fluir. Juana enfermó y dejó de existir, el castigo del Choquemarca se había cumplido…
FIN

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